Esperanza - Perderse

Contra todo pronosctico propio, tengo para compartir con ustedes la tercera parte de esta historia.

Sin más preambulos, espero sea de su agrado.














Perderse


Se fueron adentrando en el camino de calles adoquinadas y árboles. Con cada paso que daban se iban perdiendo sin rumbo aparente. Cada silaba los alejaba un poco más del Bar, y los acercaba entre sí.

 fuente: http://c.photoshelter.com/img-get/I0000JxInYFzZvKU/s

 - …Yo iba rumbo a la casa de una amiga. No sé cómo, pero en algún punto del camino perdí el papel donde tenía la dirección. Camino a un locutorio mi amiga me llama para decirme que se había cancelado la cena en su casa por un problema con su novio, “cosas de parejas”. Entonces me encontré con el resto del día libre para mí, sin compromisos ni ataduras con nada ni nadie. Entonces empecé a pasear, mirando las casas, las mascotas y el parentesco con sus dueños que los paseaban, tirando una moneda imaginaria, o siguiendo corazonadas, para decidir qué rumbo seguir. Y en un momento…

(La historia se ve interrumpida por un fuerte ataque de tos que él sufrió en ese momento. Tras unos momentos él se repuso.)

- ¿Estás bien?
- (finge una sonrisa) Si, no te preocupes, disculpa la interrupción. Pero a todo esto, cuando te diste cuenta que habías perdido la dirección de la casa de tu amiga, ¿no la podías llamar para pedírsela de nuevo?
- Es que no tenia crédito, y no sabía cómo llegar porque la cena era una “fiesta de inauguración” del departamento. Se suponía que íbamos a celebrar que ella y el novio si iban a vivir juntos. Pero obviamente las cosas no arrancaron bien para ellos.
- Ciertamente no entraron con el pie derecho a esta nueva etapa, es una verdadera pena. Pero bueno, disculpa mi curiosidad, por favor, continua con el relato de como llegaste al bar.
- No hay drama. ¿Qué te estaba diciendo? Mmm… ¡Ah, sí! Iba yo andando por la calles de forma azarosa, cuando de repente me encontré frente a la puerta del bar. Lo cierto es que por fuera se veía bastante feo, sin mencionar que el nombre no me invitaba a entrar: “Les Coeurs cassés” Los Corazones Rotos. Un poco melancólico el nombre ¿no te parece?
- (sonriendo por lo bajo) Si, lo es. Es parte del encanto del lugar. Pero si el lugar no te atraía en absoluto. ¿Por qué entraste?
- La cuestión es que no entre. Lo vi, no me gusto y seguí caminando, pero al cabo de un rato termine nuevamente en la puerta del bar. Y aunque procuraba tomar nuevos rumbos siempre terminaba nuevamente en la puerta del bar. Y debido a la insistencia cósmica de llevarme al bar, decidí darle una oportunidad y entrar. La primera impresión me lleve es que todo era antiguo, incluso la gente.

Van doblando en las esquinas, cruzando algunas calles, como guiados por una melodía que los llama.

fuente: http://sqs.blogs.com/photos/uncategorized/2007/08/23/couple_walking_at_night.jpg

- (sonriendo) ¿Antiguo?
- Si, antiguo. Puede que se deba al mobiliario de los años 30, o tal vez a que quien atendía la barra y la mujer que estaba a su lado parecieran de la misma época. (sonríe y saca un poco la lengua dando a entender que lo dicho fue a modo de broma). Y la iluminación, lámparas amarillas que funcionaban por pura voluntad de seguir regalando aunque sea un poco de luz, algunas ya parpadeaban es sus últimos esfuerzos para seguir. La música si era buena, y las mesas de pool en el fondo tenían cierto encanto.
- ¿Y ahí fue que me viste y decidiste sentarte en mi mesa a entablar una “conversación” con un extraño?
- Mmm… no, en realidad primero deje mi abrigo con la señora que estaba junto al Guardarropas, una señora muy amable y agradable ¿cómo me dijo que se llama?.
- Matilde, es la esposa de Gaspar, que es quien atiende la barra y es el dueño del lugar.
- ¡Matilde! Gracias. Bueno, después de dejarle mi abrigo a Matilde, fui derecho a lo que parecía a la rockola para elegir algún tema que me gustase. Y ahí estaba mi tema favorito de Thelonious Monk – “Darn That Dream”.
- (sorprendido) ¿Vos fuiste quien puso ese tema?
- Si ¿por?
- Fue ideal para el momento, muchas gracias por ponerlo.
- (algo extrañada) De nada, supongo.
- ¿Y entonces que paso? Digo, después elegir el tema.
- Te vi. Bueno, en realidad yo me dirigía hacia la barra. Pero cuanto pasaba junto a tu mesa, algo me dijo: “Sentate y conversa”. Y como ya te abras dado cuenta mis corazonadas son mi guía, al menos hoy. Así que me deje llevar por ellas una vez más, digamos que me hice caso (sonríe). Y bueno, hasta acá me llevo esa corazonada hasta el momento. ¿Y vos? ¿cómo terminaste en el bar de los corazones rotos? Siendo que conoces al dueño, me imagino que debes de ser un cliente regular.
- (sonríe) Antes que nada quiero que sepas que tú historia fue muy interesante, por momentos casi de fantasía, siendo que todos los caminos te llevaban al bar, pero eso también le dio cierto encanto al relato, gracias por compartirlo
- En serio, no tenés que ser tan correcto, ¿no podrías haber dicho “Me gusto la historia”?. Es simple y dice lo mismo.
- (rié) Tenés razón, te pido disculpas. Me gusto mucho la historia Esperanza. ¿Mejor?
- Mmm… tenés potencial, pero necesitas trabajar más sobre la simplicidad. Pero dale, no nos desviemos del tema, contame tu historia. ¡Vamos para allá!

Ella lo toma del brazo y lo arrastra para doblar una esquina y con ello un nuevo rumbo. Ambos ríen, sin razón aparente. Y siguen caminando.

- Mmm… Está bien ¿cómo llegue al bar de los corazones rotos? Primero debo advertirte que mi historia no está ni cerca de ser tan entretenida o interesante como lo fue la tuya.
- No te preocupes, contame. (y levanta la mirada como diciendo “no seas bobo”).
- Bueno, creo que el nombre del lugar da ciertas ideas. Pero voy a dejarlo en claro, resulta ser que era un hombre que se enamoraba, o mejor dicho que estaba enamorado del amor. Y proyectaba ese amor con cierta facilidad, y como todo enamorado, o por lo menos eso quiero pensar, intentaba conquistar a las mujeres en las que este se proyectaba. Pero como toda proyección, no era algo real. No era un hecho reciproco, en mi locura veía espejismos que no eran, interpretaciones equivocadas de situaciones comunes que yo creía señales de interés.
- ¿Pero hacías algo o te quedabas con tu ilusión?
- Me dejaba guiar por esas falsas señales, por esos espejismos, que en ese momento yo creía certezas. Me aventuraba a generar alguna que otra situación, tener ciertos detalles y finalmente, juntando mucho coraje, confesar mi querer como un trovador.
- ¿Un trovador?
- Es un personaje que cantaba sobre el amor, entre otras cosas.
- ¿Les cantabas?
- (riendo) ¡No!, eso hubiese hecho que huyan despavoridas, no les cantaba, simplemente se los decía como un tema dentro de una conversación, y puede que también falto de poética.
- Mmm… entonces, ¿les gustaban tus palabras?
- Ciertamente generaban sonrisas, y ellas me agradecían, me decían que se sentían muy halagadas, pero que a pesar de todo no podían corresponderme. Y así fue como se fue quebrando mi corazón, por tonterías, por hacer un mundo de una ilusión. Y con cada caída creía menos en la existencia del amor, en la veracidad de las señales y demás magias que corren alrededor de este. Pero aún hoy, en el cenit de mi resignación, hay una parte de mí que sigue creyendo ciegamente en la realidad de esa leyenda que algunos llaman amor. Igual no las puedo culpar por no corresponderme.
- ¿Por qué?
- Mmm… es simple, salta a la vista, pero yendo más allá de la portación de rostro que hace las veces de carta de presentación. Soy una persona bastante callada, solitaria.
- Sos así por queres ser así.
- Mmm… hoy te digo que sí, pero es más por cierto hábito, cierta costumbre que fue formando parte de mí, que por decisión propia. Créeme si te digo que intente cuanto pude para evitar este camino, pero no pude sortear este obstáculo. Entonces en lugar de enfrentarme a mi soledad decidí intentar comprenderla y me fui haciendo amigo de ella, poco a poco fui conociendo algunas de sus ventajas, y escuchado el rumor otras tantas que aún no conozco. Fui ganando conciencia de herramientas que tenía en mi favor, para sacar provecho de la situación en la que me veía envuelto. Procuraba salir a dar largas caminatas sin rumbo, y en una de tantas termine frente al Bar de Don Gaspar. El lugar me presentaba cierto encanto, por lo antiguo, como vos destacaste. Así que entre, me senté en la barra y pedí una copa de whisky. Gaspar dejo la copa que estaba limpiando, a mi parecer siempre está limpiando la misma copa, pero no viene al caso. ¿Te estoy aburriendo mucho?
- (riendo) No para nada, es una historia “triste”, pero también interesante, por favor continua.
- Si, triste, una tragedia absurda (y levanta la mirada al cielo por un instante). La cuestión es que el viejo Gaspar y yo nos quedamos mirando un momento y rompió el silencio diciendo:
                - “Je peux voir à ses yeux que vous il a le coeur cassé”.

A lo cual respondí en un tono poco amigable:
                - “No entendí ni una palabra de lo que me dijo, ¿sería tan amable de repetírmelo en castellano?”

- (estalla en una carcajada) ¡Hay Nico! ¿Tenias que decirlo tan así? Y al final ¿te “repitió en castellano” lo que te había dicho?
- (sonríe un momento) Si, por suerte no se enojo, y tras reírse, no sé si por cómo le respondí o si por mi ignorancia de lo que luego me entere era francés, me dijo:
                 - “Lo que le dije es que puedo ver en sus ojos que usted tiene el corazón roto. Lo cual combina con este lugar.”
Le pregunte:
                 - “¿Por qué dice eso? “
Y me respondió:
                 - “Es obvio que no tiene ni idea del lo que significa el nombre de este bar. Este es el Bar “Les Coeurs cassés”, el Bar de los corazones rotos.”
 En ese momento, digamos que todo cobro otro sentido, ya no me parecía que el lugar fuese antiguo, sino que todo en el bar estaba hecho de fragmentos de memorias, recuerdos, fotografías de antaño. Y al igual que aquellas, el Bar se “veía” en sepia. Un rechazado por el amor sobrevive en los recuerdos de aquellos sueños que no fueron, esperanzas pasadas. Pero también me di cuenta que estar ahí no me hacia bien, no se puede vivir en los recuerdos. 
- No, no hace bien vivir del pasado, y menos de pasados que no fueron. Crucemos la avenida, y vayamos por allí.
- Bueno, ¿hay algo en particular por allá?
- No, es azar. Ya no sé donde estamos.
- En ese caso vayamos.

 fuente: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKxASHiVa30dGib3gLmOD5MNqIkVVrxg5UvMVg0sz0I-EJ8H1zzSBwJ86irU2Pc6jcOmso22VPutrtBZ8uaMWfnq-4SI_4KQRZNafMeEj1-FabLvnTbY60d8WC1P7zFPNHSlFodFHPbuw/s400/6.jpg

- Disculpa que te corte el relato. Entonces, te diste cuenta que estar en el Bar no era una buena idea, para lo cual, siendo honesta, tengo que decirte que no hay que ser un genio, pero que también tenía cierto encanto que te atraía.
- (sonriendo por un momento) Si, pero debo decir que ademas el Whisky es muy bueno. La cuestión es que iba cuando sentía que “pertenecía al bar”, que mi lugar estaba ahí. Pero el tiempo pasa y el corazón sana, y cuando sanaba volvía a mi vida “normal”. Pero conforme pasaban los desamores, el corazón tardaba más en sanarse, hasta que no sano más… y me fui convirtiendo en una parte más del Bar, es decir, iba todos los días, a tomar un solo vaso de Whisky, acompañado de la música, mis pensamientos y algún que otro libro. Eso fue así hasta que llegaste hoy para modificarlo todo.
- ¿Y eso fue bueno o fue malo?
- Aún no sabría decirte, pero me aventuro a decir que fue, que es, algo especial.
- ¡Mira! ¡Allá hay una plaza! Vayamos a sentarnos un rato. Lo bueno es que hay algo de gente.
- Ciertamente el perderse es una buena guía para vos. Nos trajiste a una plaza particular. Esta es la plaza de las 4 estaciones o plaza Vivaldi, o al menos así la llaman las personas del barrio que viven alrededor, que son a quienes ves que están con sus familias.
- ¿Y tenés idea de por qué la llaman así?
- La llaman así porque hay en el centro de la plaza un jardín repleto de flores de distintas especies y clases. Esas flores florecen en las distintas estaciones del año, algunas en otoño, otras en verano. Otras durante etapas más cortas. Hay algunas flores que solo se lucen durante el principio del invierno y luego son relevadas por otras que cobran fuerza a mediados y fines del mismo. En pocas palabras es una imagen repleta de colores y siempre cambiante, la gente lo cuida mucho.
- Qué hermoso venir a ver las diferentes imágenes que regala este jardín.
- Ciertamente sería algo muy bueno.
- Vayamos a sentarnos frente a ese tan especial jardín central. Allí hay un banco libre.

Ya sentados y contemplando al jardín pintado de violeta por las violas que en el destacaban, en ese principio invernal. Ella hace una pregunta que llamaba a su curiosidad.


- Nico, ¿te puedo preguntar algo?
- Si, por supuesto.
- ¿Qué llevas en el estuche?
- (sonriendo, pero con cierta nostalgia en la mirada) En este estuche llevo mi Soledad.

 fuente: http://www.guiarte.com/archivoimg/imagenes-usuarios/2217.jpg

Bueno, espero hayan disfrutado de la tercera parte, cuando tenga la cuarta les aviso.

Hasta luego.

Comentarios

Muy muy bueno Nico!!..que final!!..y ahora?..ponete a escribir ya!! jajaja..muy bueno!! me encanto!! =)

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